Aunque en la actualidad la religión mayoritaria en la Península sea el cristianismo, eso no quiere decir que sea la única ni que con anterioridad no hubiesen otros cultos. Por ejemplo, las raíces de Andalucía se entretejen con la religión musulmana que durante siglos habitó aquellas tierras; en la ciudad de Toledo convivió la religión católica junto con la musulmana y la judía; y, fue en la ciudad de A Coruña donde se escribió en 1475 la biblia judía conocida como Kennicot, considerada una joya de la ilustración medieval.
Tras la expulsión judía de la Península ibérica, el legado de esta comunidad se ha ido diluyendo en la memoria. Durante las últimas décadas, a través de diversas asociaciones de la recuperación de la memoria histórica y asociaciones judías, se ha empezado a visibilizar este patrimonio.
Éste es el caso de la anteriormente mencionada Biblia Kennicott, encargada en 1475 por Isaac de Braga, quien en realidad pretendía hacerse con la Biblia de Cervera y al no poder conseguirla realiza el encargo al escriba Moshe Ibn Zabarah y las ilustraciones a Joseph Ibn Hayyim. Los cuales, ejecutan una minuciosa obra de artesanía. Tras el Edicto de los Reyes Católicos que expulsa a la comunidad judía, se pierde la huella a la Biblia hasta que en 1771 es adquirida en Inglaterra por el hebraísta Benjamin Kennicott, de quien recibe el nombre, hasta 1872. En la actualidad, el ejemplar se encuentra en la Biblioteca Bodelian de Boston. La Comunidad judía de A Coruña, cree conveniente que la obra vuelva a la tierra que le dio vida, es por ello que solicita que esta joya patrimonial vuelva a su lugar de origen, donde ahora solo tienen un facsímil de la Biblia.
Situando la lupa en la propia ciudad de Barcelona, se constata que en la ciudad habitaban judíos desde antes de la creación del call. Aunque el término call pasó a denominar a todo el barrio judío, call en realidad significa calle pequeña. Existen documentos relativos a la comunidad judía fechados en torno al año 850; aunque se desconoce si durante ese periodo se conformaban como comunidad.
En los Usatges de Barcelona (1053-1071) ya se recogen disposiciones referentes a los judíos. La relación de la comunidad judía con el resto de comunidades fue cambiando a lo largo del tiempo, pasando de ser figuras honorables a que al cabo de unos siglos las tensiones por la convivencia y diferencia de costumbres provocasen su expulsión del reino.
La relación de la Comunidad judía con la Casa de la Seda se vincula con la aparición de la materia prima en la ciudad. La primera mención referida a la elaboración de seda en Barcelona nos remite en torno al año 1200. En cambio, no sería hasta el 1533 que se conformase el gremio de los tejedores de seda, dels Velers. Durante esos casi tres siglos, la actividad de la sericicultura se estuvo desarrollando sin pertenecer a ningún gremio. Las crónicas, se refieren a que los primeros artesanos dedicados a la elaboración de seda eran de origen judía. No sería hasta la expulsión de los judíos de la península Ibérica que los cristianos los sucediesen en el arte de la seda.
La Casa Padellás, actual Museo de Historia de la ciudad, tiene una exposición sobre la comunidad judía de Barcelona, en su página web, se puede encontrar material adicional para realizar una visita al call.
Además, en la Casa de la Seda, cada sábado se realizan visitas guiadas a la Casa en las que se puede contemplar el legado de los trabajadores de la seda durante estos últimos siglos. Y observar, que la creación de un gremio, venía decantada por la advocación de éste a un santo patrón.
Sheila Dorrego