Casi quinientos años de historia amparan al Colegio del Arte Mayor de la Seda, desde el Siglo XIII a la actualidad.
En nuestros días, las ciudades han sido copadas por los grandes inversores inmobiliarios, de ello se desprende que los centros históricos de las ciudades hayan sido invadidos por empresas internacionales. Los centros históricos han perdido su esencia como núcleos de vida en función de la homogeneidad, convirtiéndose todas las ciudades en un mismo tropo. Así, la pervivencia de un edificio como La Casa de la Seda, construido en 1763 cuya vinculación al Colegio del Arte Mayor de la Seda, herederos del gremio renacentista, supone contradictoriamente a lo que se pueda pensar, una novedad. A continuación, unos apuntes sobre la historia del Colegio.
La primera mención al Gremio Sedero se produjo en el año 1200, cuando Pedro II de Aragón y Conde de Barcelona lo introdujo en una disposición, aunque no sería hasta 1533 que apareciesen las Ordenanzas de la Cofradía de Tejedores de Velos de Seda bajo la advocación de Nuestra Señora de los Ángeles, promulgadas por Carlos V y en las que se estipulaban los derechos gremiales de los sederos a través del ordenamiento de la normativa laboral, comercial y de gobierno de los miembros del gremio.
Entre los siglos XV y XVII se conformaron siete gremios relacionados con el arte de la sedería, lo que permite dar una idea de la especialización del trabajo. Los gremios sederos eran los sombrereros formado en 1495, los cinteros en 1509, los cuales realizaban cintas y tejidos con telar a diferencia de los terciopeleros que datan de 1548, los pasamaneros en 1572; los torcedores en 1619, que se encargaban de unir los filamentos de seda para obtener un hilo un poco más resistente con el que elaborar los tejidos y finalmente, también en 1619 los tintoreros.
Desde la constitución del Gremio en 1533 y hasta el S. XVII, éste se reuniría en la iglesia de Santa Anna, hasta que a finales de este siglo se trasladaron al Convento de Santa Catarina, donde actualmente se ubica el mercado del mismo nombre. En 1757 se acordó construir un edificio social, adquiriendo dos casas y un caserón, limitadas por las calles Sant Pere Més Alt, Voltes de Jonqueres y Riera de Sant Joan.
Durante los Siglos XVI y XVII, los gremios relacionados con el arte de la sedería habían logrado gran reconocimiento en la ciudad, pues sus prohombres ocupaban lugares preeminentes en la actuación del gobierno. Obteniendo por privilegio de Felipe III, dos puestos de consejeros en el Consejo de Ciento de la Ciudad.
Pero la obra más preciada es el paso de Semana Santa que a finales del siglo XVIII talló el popular escultor Ramón Amadeu. El hecho de poseer ese paso procesional se explica por haberse hecho cargo el gremio de la hermandad de la Purísima Sangre, esta vinculación con ciertos aspectos de la vida religiosa local otorgaba un considerable relieve en la sociedad de su tiempo, lo que explica, pues, que ya hacía más de un siglo que los Sederos habían considerado importante conseguir que el Vaticano les concediera indulgencias, honor que finalmente lograron en 1639 de Urbano VIII, distinción que los hacía sentir orgullosos.
Tras la abolición del régimen gremial, los gremios de los Sederos y Velluteros se fusionaron, reconvirtiéndose en el Colegio de Tejedores de Seda de Barcelona en el año 1834, continuando de ésta manera con la promoción y defensa de la actividad textil sedera. En el año 1869, el Colegio pasó a denominarse Colegio del Arte Mayor de la Seda. Siendo incorporado el gremio de los Perxers en 1929.
Durante los años de la dictadura, el gremio actuará con un perfil bajo, quedando al margen del sindicato vertical, pudiendo de este modo mantener su independencia.
Con posterioridad, el Gremio se incluiría en la Federación Textil Sedera, la cual asumió la función de patronal y de representatividad empresarial del sector sedero. Los Estatutos del 2002, recuperan el espíritu abierto y acogedor de los antiguos gremios.
En la actualidad, las visitas guiadas realizadas los sábados a la Casa de la Seda, permiten un acercamiento a la historia gremial de la institución. Como curiosidad, las paredes de la Sala gremial, lucen los nombres de los presidentes desde la fundación del gremio en 1533 hasta el último nombramiento en 2014 en el que se invistió presidente a Joan Ferré Roma.
Sheila Dorrego